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sábado, 16 de abril de 2011

Princesas


El rutinario ejercicio de la prostitución desempeñado por Caye (Candela Peña), se ve alterado por el encuentro fortuito con una compañera de profesión, la dominicana Zulema (Micaela Nevárez).

La relación de las dos mujeres será una sucesión de confidencias, de las que ambas sacarán sus propias experiencias.


Prosigue Fernando Léon hurgando con sus dedos de genial y punzante escritor en la herida que no cicatriza de los males y miserias que invaden los enclaves urbanos.

Si en "Barrio" (1998) nos cogía de la mano para darnos una vuelta y enseñarnos lo que se cocinaba en el extrarradio de la ciudad; si en "Los lunes al sol" (2002) nos invitaba a pasar una temporada a la "sombra" del desempleo; en esta ocasión, León nos apremia a mirar por el ojo de la cerradura para observar que en el mundo sórdido de la venta de los cuerpos, además de lo que solicita el cliente, existen sentimientos y razonamientos de las trabajadoras del sexo.

"Princesas" es una película repleta de grandes momentos, merced a un texto lúcido y a una interpretación memorable, dentro de un ambiente lóbrego, duro y despiadado, que sólo en las secuencias rodadas en la peluquería permite al espectador inhalar aire y sumergirse de nuevo en el asfixiante entorno de la meretriz.

Vamos con tres destellos artísticos, por citar algunos, que hacen que "Princesas" alcance la categoría de obra maestra. El primero se encuentra en la docencia filosófico existencial impartida por Candela Peña a su compañera de fatigas respecto al concepto nostalgia.

El segundo se sitúa en la sincera confesión de Caye acerca de cuál sería su fuente de felicidad: que la persona que la quisiera fuera a buscarla a la salida del trabajo.

Y por último, el episodio más brillante de la narración y elaborado con un gran sentido cinematográfico: la escena en la que Manuel (Luis Callejo) descubre el auténtico trabajo de Caye. Sencillamente, magistral.

Son cumbres coronadas en la carrera de Fernando León y alcanzadas en pleno estado de gracia, como lo son el premio de una moto acuática para un chaval que no tiene ni para pipas o la fábula de la cigarra y la hormiga contada por Santa (Javier Bardem).

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