
“La gente puede ser mala”, se lamenta David, el tímido contador de Tumba al ras de la tierra, antes de que una banda sonora estridente y vertiginosa presente el relato sobre cómo él y sus compañeros Alex y Juliet fueron convirtiéndose en víctimas de la propia codicia hasta quedar implicados en un angustioso ambiente de intriga y muerte. Además de trasuntar la atmósfera intranquila de toda narración de suspenso, esta película aporta una visión ácida, con calculadas cuotas de humor negro, sobre el poder corruptor del dinero y la ambición latente en cualquier ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario