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sábado, 8 de enero de 2011

El Violin Rojo


Las historias de esta película son leídas en las cartas por una vieja adivina al calor de la cocina. Curiosamente, no se trata en este caso de la predicción del futuro de un ser humano: se trata del destino de un violín de misterioso color y de los que lo han rodeado.

Todo gira en torno a un magnífico violín rojo, obra maestra del italiano Nicolo Bussotti. Cada carta es una historia y todas forman parte de una lectura general que abarca un recorrido por cuatro siglos y tres continentes. Las cartas y sus simbolismos sirven como portales, nexos mágicos en tiempo y espacio que son el marco del ajetreado ir y venir de este violín.

El instrumento y la música son los hilos conductores de la cinta, desde su fabricación en Italia, a los monasterios de niños huérfanos en los Alpes, pasando por la corte imperial austríaca, así como campamentos de gitanos e incluso la Revolución Cultural China de los años 60.

La estructura es laberíntica y nos transporta a las vidas de los dueños del violín, intercalando pasado y presente, con series de flash-back de la trágica construcción del violín por Nicolo Bussotti para su primer hijo, el descubrimiento del instrumento, así como su peritaje y subasta.

Buena parte de la historia podría parecer francamente detectivesca, a partir del personaje del perito Charles Morritz: encargado de certificar que el instrumento es el famoso violín rojo de Bussotti y quien descubre durante este proceso el secreto de la misteriosa coloración.

Aunque predomina el inglés, es muy enriquecedor el empleo del idioma correspondiente en cada país, por lo que se han utilizado hasta cinco idiomas. Aunque es una coproducción canadiense e italiana, el rodaje fue hecho en cinco países durante seis meses. Esta película es también un viaje por diferentes culturas, ya que está respaldada por una investigación de tres años, en los que se estudiaron violines, historias acerca de instrumentos robados y todo lo necesario para trabajar el ambiente de diferentes periodos.

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