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sábado, 28 de marzo de 2009

La virgen de los sicarios


La virgen de los sicarios es una película controvertida y, en ocasiones, incómoda. Retrata el proceso de descomposición social y moral de una ciudad como Medellín. Su población vive en un estado de tensión permanente con un nivel de violencia extrema y generalizada. Jóvenes de barrios marginales, contratados por el narcotráfico como sicarios, matan de forma totalmente deshumanizada, sin atisbo de conflicto moral alguno. Fernando, el protagonista de la película, progresivamente se irá volviendo cada vez más indiferente a medida que aumentan los muertos a su alrededor, como si esta fuera ya la única forma de sobrevivir. La violencia se ha ido volviendo extrema a medida que la economía de la cocaína iba adquiriendo más protagonismo. En este sentido, resultan significativas las celebraciones con fuegos artificiales cada vez que los narcos logran "coronar", es decir, introducir un cargamento de coca en los Estados Unidos. 


La película permite un acercamiento al submundo de estos jóvenes sicarios, asesinos a sueldo del narcotráfico. En su mayoría son muchachos de barrios pobres, como puede verse cuando una vez ya muerto Alexis, Fernando llega a la casa de su madre. La vivienda está ubicada en los barrios altos de Medellín, hacia donde se desplaza a los pobres a medida que van llegando, situándose en condiciones de creciente vulnerabilidad, un fenómeno común en la mayoría de núcleos urbanos de América Latina. Se trata de jóvenes sin referentes morales, con un desprecio absoluto por la vida, incluida la propia. Matan sin remordimiento alguno. Han crecido y se han socializado en la violencia desde bien pequeños como muestran los hermanitos de Alexis que, perpetuando el ciclo de violencia en la que están insertos, repiten una y otra vez que van a matar a los asesinos de su hermano. "Ellos o nosotros" es el lema que da sentido a su vida, frente al "ellos y nosotros", aunque nos jodan y nos molesten, que trata de inculcar infructuosamente Fernando a Alexis. Pero paradójicamente, para estos jóvenes sin alternativas ni oportunidades, excluidos desde su infancia, el narcotráfico se convierte no sólo en un modo de supervivencia, sino también en una vía para lograr un ciertos reconocimiento público y espacio social.

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